jueves, 16 de abril de 2009

UN MINUTO

Es decir, 60 segundos o una sexagésima parte de una hora si no me equivoco, que como sabéis me pasa a menudo…da tiempo a nada y a todo, no da tiempo ni de pestañear pero sí de ver la eternidad, suficiente para querer y demasiado para llorar, mucho tiempo para odiar y poco para saborear, insuficiente para reaccionar pero exagerado para actuar…

¡Cuántas cosas podemos hacer en un minuto! Desde perder el bus hasta encontrar aquel objeto que cuando perdimos creíamos que era tan pequeño que nunca hubiéramos pensado en que lo recuperaríamos en un solo y condensado minuto.

Tiempo más que suficiente para mirar y conocer, para entrar y para salir, para penetrar en el alma pero demasiado poco para olvidar, llorar, querer, amar, y volver a olvidar…un minuto para recordar un paseo, un gesto, una caricia o ese beso, el beso…ese beso que duró un minuto pero que permaneció eterno en nuestra memoria; bastante para no deshacernos de ese último abrazo y de ese último te quiero, y más que preciso para perforar en nuestra psique este primer beso, este primer abrazo, esta primera caricia…

Y luego dicen que el tiempo pasa volando, ¿es cierto? No es así si tú quieres que permanezca intacto en tu cabeza, si quieres que ese minuto dure toda la vida, si jamás olvidas qué ha significado para ti ese minuto, así podrás darte cuenta de que lo que dura un minuto puede ser la fuente que te inspire toda una vida, el pensamiento con el que te acuestes y con el que veas aparecer el sol, el ansia que provocará tus sueños y que a la mañana siguiente no consigas recordar por durar tan sólo un minuto…pero, ¿y qué?, ¿y qué, si tan solo dura un minuto? Lo mejor es que ese minuto ha sido el mejor de tu vida…ha sido tu vida…