domingo, 2 de mayo de 2010

Desde que tú no estás

Hoy no voy a andar con rodeos, hoy no pretendo evadirme de aquello que escribo, hoy me apetece dar la cara y contar lo que ronda dentro de mis pensamientos, no quiero esconderme tras unos puntos suspensivos, quiero hablar en primera persona, quiero que sepas que esto lo estoy diciendo yo, no es fruto del placer que me produce inventar y escribir historietas sobre amores, desamores, dolores, esperanzas…

Estoy cansada de haber cerrado los ojos e intentar pensar que no pasaba nada, que no pasó nada, que mañana abriré los ojos y no te habrás ido, que esa mirada penetrante sigue fijando la vista en papeles y papeles donde no sabías donde encontrarte, donde todo formaba un mapa con colores abstractos sin nitidez alguna, que lo único que provocaban era seguir en ese mundo que acabó con tu alegría.

No pasa día sin que piense en ese verde azulado, en esa voz, en mirar las calles y miradores italianos sin saber qué pasó, sin encontrar una explicación al por qué, sin saber si el motivo está aquí, está en aquellas cuestas, estaba en ti o estaba en los demás.

Hay cosas que el tiempo ayuda a curar, pero hay otras que por mucho tiempo que pase, jamás se curan, puede apaciguarse el dolor, pero jamás cesará. Me he despertado decenas de noches con un sobresalto, has aparecido en sueños pero te has vuelto a esfumar con tanta rapidez que no me ha dado tiempo a preguntarte, ni a mirarte para saber qué piensas, qué te llevo a eso, que hicimos mal. Sólo sé que las líneas marcadas en mi vida nunca señalaron esta parada, pretendían seguir para adelante, sin una bajada del tren tan pronto y tan importante.

Quiero que lo sepas, no sé dónde estarás, pero quiero que veas que fuiste alguien muy especial, que lo sigues siendo y que lo serás para siempre. No importa si ya no estás, porque jamás has desaparecido ni de mí ni de ninguno de nosotros. Esa dulzura no puede caer en saco roto, tantos años contigo hacen que no pueda mirar más allá en el horizonte y no pensar en que estés donde estés, espero que recibas lo que escribo porque te quiero y jamás dejaré de hacerlo. Todos te pensamos, todos te echamos de menos y todos desearíamos que estuvieras con nosotros.

Yo quiero despedirme, la primera vez que lo hago, para poder seguir más adelante.

Te quiero