sábado, 27 de noviembre de 2010

Cuando no se sabe qué decir

Hay momentos de inspiración, hay momentos en los que un ‘te querré siempre’ pueden solucionar las cosas, es una forma clara y directa de decirlo. Sin embargo, hay otros en los que una simple duda puede estropear todo. Hay maneras de pensar, y maneras de actuar que son contraproducentes. Conseguimos el efecto contrario de lo que pretendemos. Se necesita saber si somos los mismos, si somos tú y yo. El problema viene con la duda, con la duda llega el temblor, con el temblor, la decisión, con la decisión, la huida, con la huida, la desesperación, con la desesperación…

Sácame de aquí, no quiero esperar más, no puedo esperar más, las cuatro paredes de esta habitación se me caen encima. Es la hora, ya ha pasado más tiempo del que necesito para darme cuenta. No, no, no…no te acerques.

Siento que esto te suceda, siento que esto le pase a alguien más, sé cómo te sientes, pero ya te lo he dicho, no es imprescindible, sigue adelante. Tengo sueño, solo sueño, quiero dormir. Come y duerme si quieres, pero primero come.

Se puede volver al pasado aunque sea caro. El precio puede valer la pena. Se puede volver a reir, aunque se piense imposible, reirás cuando algo tenga mucha, mucha gracia. Volver al pasado da miedo, pero podemos cambiar algo, podemos introducir nuevos factores que nos permitan que no todo nos recuerde a lo que ya hemos vivido.

Esto no es como en las pelis, si te mira con esos ojos, no puedes mirar hacia otra parte. Yo le di mis ojos y ahora ya, ahora ya, no son mios…cuando dejas de intentarlo, ocurre. Hay ocasiones en las que los cuentos se hacen realidad.

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